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Dos puntos que se atraen, no tienen por qué elegir forzosamente la recta. Claro que es el procedimiento más corto. Pero hay quienes prefieren el infinito.
Las gentes caen unas en brazos de otras sin detallar la aventura. Cuando mucho, avanzan en zigzag. Pero una vez en la meta corrigen la desviación y se acoplan. Tan brusco amor es un choque, y los que así se afrontaron son devueltos al punto de partida por un efecto de culata. Demasiado proyectiles, su camino al revés los incrusta de nuevo, repasando el cañón, en un cartucho sin pólvora.
De vez en cuando, una pareja se aparta de esta regla invariable. Su propósito es francamente lineal, y no carece de rectitud. Misteriosamente, optan por el laberinto. No pueden vivir separados. Esta es su única certeza, y van a perderla buscándose. Cuando uno de ellos comete un error y provoca el encuentro, el otro finge no darse cuenta y pasa sin saludar.
Juan José Arreola
Foto: Nobuko Shiga
4 comentarios:
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espero tu gentil respuesta.
muchos saludos
Maria Jose
delpilar1011@hotmail.com
Precioso el escrito. Me ha gustado la imagen de la curva como distancia entre personas. La prefiero a la linea recta. La recta es aburrida.
Un saludo
Geniales el escrito y la fotografía. Me encantó.
Un texto muy expresivo e increíblemente cierto.
Nunca antes había entrado en este blog y la verdad es que me está gustando especialmente. Muchas de las entradas son muy interesantes.
Un saludo.
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